Los alumnos de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, con el apoyo de esta misma institución, están llevando a cabo un encuentro teatral titulado “Geografía Teatral 08”; este encuentro consiste en una serie de talleres de acercamiento a elementos formales de construcción de lenguajes escénicos, que van desde la actuación al espacio, pasando por la dramaturgia. Junto con estas actividades abiertas a todo público (de hecho tengo alumnos de otras universidades que están tomando estos talleres), se están realizando una serie de mesas redondas sobre temas atingentes a la realidad actual del teatro. Es así, que el sábado recién pasado las mesas versaron sobre:
-.Teatro, Arte y Mercado.
-.Escuelas de Teatro.
-.Teatro y retorno a la Democracia.
Para el sábado 26 de abril, las mesas serán sobre:
-.Referentes extranjeros en el teatro Chileno.
-.Teatro en Dictadura.
-.Leyendas del Teatro Chileno.
Lamentablemente no pude asistir a las dos primeras mesas del sábado 19, pero si a la tercera, la cual me interesaba particularmente pues Alberto Kurapel seria parte de ella. Creo que el titulo de dicha mesa fue demasiado ambiguo, sino errado, pues con los invitados y susponencias quedaba claro que el tema era la “marginalidad y la exclusión” al interior del quehacer teatral durante la democracia. La mesa la conformaron dos mujeres ligadas a la escuela de teatro de
Daniel Palma, puso en boca de los alumnos ejecutores del encuentro, un texto poético en donde dialogaban los espíritus del director del Gran Circo Teatro Andrés Pérez, del director y actor callejero Andrés Pavez, del transformista Carlos Franco y la voz del propio Palma. Cuatro voces que desde su marginalidad sexual-cultural discurrían sobre el devenir del país, sus vidas y recuerdos.
Uf!!!! Quedo más que claro que en este exitoso y cada vez mas exitista país, en esta monstruosidad que hemos convertido Chile, “la Cultura Oficial de Closet” aun no deja cupo para el arte, el pensamiento y los discursos de mujeres, indígenas y homosexuales asumidos. Las políticas de exclusión generadas por los grupos de poder que presionan sobre los mecanismos del estado, son brutales y aparentemente imbatibles.
Hubo una época en que el Teatro Chileno era una familia. Hoy lo sigue siendo, pero una familia muy pequeña que se reparte roles, escuelas, teatros, proyectos entre la consanguineidad y las propiedades estivales…el resto,…, el resto seguimos resistiendo como en los 80`s, por no morir en el silencio.
Las gracias a los estudiantes de Teatro de la Chile, por no querer perder la memoria.
A todos aquellos que el poder a silenciado.
RM.