DOMUS AUREA

El mayor fracaso, es una vida dedicada a la búsqueda de perfección, pues en ese lugar, el error es imperdonable, aunque sea la única salida que se tenga.
Y siempre lo único perfectible es el error.
Aceptar el fracaso es lograr algo…y da igual.

¿Podría olvidar a mi padre con tal de tener una casa de verdad?
Nótese que digo “casa” y no “hogar”, pues sé que sin mis “padres reales” jamás podré tener un hogar…
No, no soy huérfano.
¡Ja!... A veces no quisiera ser tan consciente de mis carencias o de mis inconsistencias.

No soy lesbiana.
Que solo soy una mujer fea...
Una fotógrafa fea...una gorda fea......y he aquí mi biografía:
Tengo el corazón congelado.
Tengo mi útero congelado.
Mis labios apenas pueden articular palabras...y no emiten gemido alguno.

1 par de textos de 1&2

Raul Miranda

MARIO POBLETE

Mario Poblete en Ocaso de Cenizas, de Eduardo Pavez. X Muestra Nacional de Dramaturgia 2004

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En los casi 25 años que llevo vinculado al Teatro Chileno, he descubierto que muy pocas veces uno puede decir que un actor es un Gran Actor y una Gran Persona, por lo general el ego y los egoísmos opacan cualquier talento, pero hoy me ha tocado llorar a una excepción, a un hombre que fue un magnifico actor, un esplendido compañero de trabajo y un mejor ser humano.
Hoy despido a MARIO, con quien tuve el honor de trabajar en dos obras y a quien invite a participar en más de algún proyecto que no pudimos concretar por cruce de tiempos.

Él tenía un humor maravilloso y un talento acorde con su generosidad desbordada. Era una bella persona. Es un día muy triste para quienes lo conocieron, para quienes lo hemos perdido.

RM

ESTRENAMOS

DOMUS AUREA es la continuación de nuestro anterior montaje, DESAFECCION, obra independiente, estrenada en julio de 2006, en el Salón Blanco del Museo Nacional de Bellas Artes. Ambas obras, junto con VANITAS (texto dramático publicado en GESTOS Nº42 USA ,2007), conforman una trilogía de textos transmediales que indagan sobre los radicales cambios socioculturales que la lógica del consumo y la tecnología, están provocando en nuestra vida cotidiana, modificando interna y externamente la realidad, transformando al sujeto en objeto de consumo.

“DOMUS”, es un melodrama conceptual. Es un contrapunto de monólogos como pre-texto para el encuentro de cuatro personajes-ideas o estereotipos contemporáneos, que confluyen en un quinto individuo que cuestiona los condicionamientos sociales, familiares y del mercado que lo han determinado como persona.

Nadie es quien es…somos lo que nos han dicho que somos.

Los roles de la obra no tienen nombre, van numerados según la influencia y cercanía que tienen con el rol protagónico. Es así que “1”, el eje del texto, es un adolescente, es un sujeto en proceso, una identidad que busca respuestas en el vacio de su vida cotidiana. En este recorrido forzoso se encontrara con “2”, un personaje abandonado por la sociedad y por si mismo, con el que desarrollara una empatía particular. También aparecen a su encuentro “3” y “4”, su madre y padre respectivamente, imágenes evidentes del abandono afectivo en que ha crecido el joven, y de la crisis de identidad, que es transversal a todos los individuos inmersos en la sociedad de consumo, en donde el afecto, incluso el paterno, es un valor de mercado. El rol “5”, es el consumo personificado, es el deseo que produce sus propias imágenes en que satisfacerse, es la mirada fascinada y multiplicada al infinito de las pantallas bioelectrónicas del mercado de las imágenes.

Percibimos la realidad a través de una multitud incesante de ficciones, de imágenes que sobreabundan nuestro entorno borrando lo real.

Registro fotográfico realizado por Americo Tapia.

Las edades y géneros del los performers que presenten la obra no importan. En nuestro presente, la adolescencia es un estado que comienza antes de los 10 años de edad y se perpetúa hasta pasados los cuarenta, y más. El género sexual es secundario. Sí es determinante el rol de poder al interior de la maquinaria social que rodea al protagonista. Los performers de la puesta, dan cuerpo al efecto de reificación o “cosificación del mundo”, ejemplificado en el ocaso de los afectos, la desaparición de los límites de género y la mutación del sujeto en objeto de consumo.

MINIMALE, primavera del 2008.

RAUL MIRANDA.